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01 octubre, 2023

Otoño.





Al amanecer renacen los colores marchitos con lazos de nubes al atardecer de otoño. Busco el vaivén de las ramas de los árboles. Se viste de rosa para pintar las nubes grises, me escondo en la sombra.

Lo onírico comienza cuando el cielo azul, se ha teñido de pinceladas rosas. En su destino se ocultan acordes de música triste.

Semblante violáceo, templanza percudida… 
Camino sin avanzar, piezas desiguales me sostienen, no encajan… ya lo sabes.
Sobre su abismo, la paciencia termina en lamento.
Raíces secas comiendo agujeros de memoria, cicatrices sangrantes buscando consuelo.
El segundo sol compasivo, busca el cansancio como respuesta, en un caos que nadie quiere escuchar.
El ciego flagela su esperanza paralizada.

Atardecer invertido.

Oscurece y el silencio atrofia mis sentidos.

Agónicos pasos, sin sombra ni adiós.

23 septiembre, 2023

La interminable nostalgia que trae el otoño.



Después de meses de intenso calor, hoy al despertar una serena y fresca brisa invadió mi habitación, y me sentí triste.
Con la llegada del otoño, en la ciudad se esparce una brisa de nostalgia y en cada esquina aparecen los recuerdos, con la caricia de una helada brisa al atardecer y la reconfortante idea, de que los días pasados, siempre serán mejor que los días futuros. 

10 septiembre, 2023

Años



AÑOS
Sylvia Plath 
(Poema: extraído del libro Ariel)


Van entrando como animales procedentes del espacio
exterior del acebo donde las espinas
no son los pensamientos que sintonizo, como un yogui,
si no verdor, oscuridad tan pura,
que se hielan y son.

Oh Dios, yo no soy como tú
en tu vacua negrura,
con estrellas por todas partes, brillante y estúpido confeti.
La eternidad me aburre,
nunca la he deseado.

Lo que me gusta es
el pistón en movimiento:
Ante él se me muere el alma.
Y los cascos de los caballos,
su batir despiadado.

Y tú, Estasis enorme…
¿Qué es lo que tiene de enorme el asunto?
¿Es un tigre este año, este rugido a la puerta?
¿Es un Christus
con su terrible

Pizca de Dios
muriéndose por volar y acabar de una vez
Las bayas de sangre son ellas mismas, están muy quietas.

No lo tolerarán los cascos:
a distancia de azul los pistones sisean
Queda prohibido cualquier tipo de reproducción, distribución, o trasformación, total o parcial de esta obra; sin previa autorización del autor. - Daniela May ©

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