01 noviembre, 2023

La brisa.




Recuerdo que cuando tenía unos diez años, te escuche decir a la abuela, que cuando ya no estuvieras en este mundo, no dejáramos cigarros en el altar, porque si lo hacíamos nos jalarías las patas.

Pero el otro día, mientras caminaba en un mercado artesanal, encontré un puro y hoy decidí ponerlo a lado del relleno negro y el chile tatemada que tanto amabas comer, porque en una ocasión te escuche decir que ojalá hubieras probado los puros antes de dejar de fumar. 

Hoy, mientras encendía las velas del altar, que guiaran tu alma en la tierra, el viento soplo y una cálida brisa acaricio mi rostro, y al ver tu foto creí que lloraría, pero no. Esa sensación de que perdí un pedacito de mi corazón cuando te fuiste, fue sustituida por una luz cálida de esperanza.

Sé que hoy me visitaste, y que también visitaste a mi abuela, y te agradezco, abuelo, que no me hayas jalado las patas por dejar ese puro en tu ofrenda.

Queda prohibido cualquier tipo de reproducción, distribución, o trasformación, total o parcial de esta obra; sin previa autorización del autor. - Daniela May ©

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