16 enero, 2014

Agunos bajan, Otros suben.




En los últimos días, mi locomotora ha dado un giro abrupto y se desvió de las vías en las cuales venía transitando tranquilamente hace un par de años.
Entendí que ningún pasajero invitado a pasear en ella se quedará allí para siempre.
Entendí que veré mil rostros ir y venir, y conoceré menos del uno por ciento de todos ellos.
Entendí que, en realidad, no estaré sabiendo nada acerca de nadie.
Entendí que me tocarán días soleados. Y días de lluvia.
Entendí que algunas veces transitaré más lentamente. Y, otras tantas, con velocidad.
Entendí que podré detenerme a veces sin ganas de continuar.
Entendí que el viaje es largo y estuve perdiendo el tiempo sin poder disfrutar del paisaje que minuto a minuto va quedando detrás. Lejos. Muy lejos en un punto perdido al que no se puede regresar.
Entendí que están aquellos que se han bajado por propia voluntad y, además, esos otros que yo he invitado a retirarse.
Así como estarán aquellos esperando en futuras estaciones.
Entendí que en esta travesía el destino obsequia el boleto, pero yo autorizo con quien seguir.
Entendí que has estado sentada en un rincón desde un indeterminado vagón casi sin causa y el retrovisor empañado de falsas esperanzas no ha dejado contemplarte.

Queda prohibido cualquier tipo de reproducción, distribución, o trasformación, total o parcial de esta obra; sin previa autorización del autor. - Daniela May ©

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