Ciertas cosas cotidianas la entristecían.
El polvo acumulado en las esquinas de su habitación, un plato con sobras del desayuno, las flores que se marchitaron en el jarrón de su mesita de noche. O esa hora de la tarde en la que mueren los colores.
Ciertas cosas cotidianas la entristecían.
El polvo acumulado en las esquinas de su habitación, un plato con sobras del desayuno, las flores que se marchitaron en el jarrón de su mesita de noche. O esa hora de la tarde en la que mueren los colores.